Hilda Gómez Abreu y Orestes Sánchez Alfonso, 31 de agosto, 1946
Uno de los dos familiares más queridos que me quedan en Manguito, mi abuelo, ha fallecido hoy. Junto con el dolor evoco tantos recuerdos de mi niñez. En ellos mi abuelo es una constante. Como he pasado mi vida adulta fuera de Manguito, las palabras que aparecen aquí surgen de la memoria de esa niña que en algún momento fui. Mis recuerdos de mi abuelo también giran alrededor de ese hogar mágico, hermosa casa estilo Art-Déco que construyera sin ayuda de un plano. Pienso en los lugares donde nos reuníamos a jugar, a estudiar o a conversar. Para cada actividad había un espacio reservado. Estudiar se realizaba únicamente en la mesa de cristal del comedor, mientras que los sillones del portal servían de escenario para sus cuentos.
Mi abuelo era muy hábil contándome cuentos, su repertorio era inagotable. Los inventaba al momento y siempre que los repetía, a petición mía, eran un tanto diferentes. Mi favorito era el de Algodoncito Seco. Mi afición a la literatura hoy sin duda se debe a sus muchos esfuerzos en desarrollar en mí el gusto por la literatura infantil. Al mismo tiempo, debido a su formación en la imprenta, me inculcó la importancia de la buena letra y cuidar la ortografía en interminables tardes de dictado. Bien recuerdo los cuadernos que me preparaba, encuadernados por él en la imprenta que había sido el negocio de la familia. Mis cuadernos eran siempre diseñados en rojo o en negro con mi nombre en letras doradas. También guardo el recuerdo de una noche de apagón en Manguito mientras mi abuelo me repasaba las tablas de multiplicar.
Espero en algún momento poder reunirme con mi abuela en Manguito. Pero sé de antemano que la casa familiar me resultará extraña simplemente porque en ella faltará la presencia de Orestes Sánchez Alfonso, mi querido y entrañable abuelo.
Ayer maravilla fui hoy sombra de mi no soy.
ReplyDeleteEsa frase que tanto le he escuchado a tu abuela Hilda lo demuestra esa foto.Yany muy lindo lo que que dices de tu abuelo,quien fue siempre para el pueblo de Manguito como una bandera a seguir, por sus principios,su inteligencia y su amor a ese pueblito.
Yo siempre lo admire y sus consejos me han sido siempre muy utiles.
Gracias, Yamila, por compartir tus recuerdos de abuelo. Mi amiga, te mando un besote muy grande.
ReplyDeleteAdjunto comentario recibido de Idoris Cordero Escobar.
ReplyDeleteOrestes fue un hombre ejemplar, para mi el mejor hombre del mundo. En él se unieron amor, comprensión, lealtad, enteresa, sinceridad... en fin toda una serie de virtudes poco comunes en un ser humano. Recibió la unción de los enfermos, comulgó y festejó el cumpleaños de su muy querida Hilda el día antes de morir. Estoy convencida que a partir de ayer desde el cielo brillará una estrella más que nos cuidará e intercederá por todos nosotros. Que en Paz descance, mi querido viejo. Con todo mi cariño,
Idoris Cordero Escobar (La Habana, Cuba)
Muy conmovedor y bonito tu escrito sobre tu abuelo. Nunca tuve un contacto muy directo con el (mi tiempo en Manguito no fue largo suficiente para ello); pero se que fue un gran ser humano porque no recuerdo tampoco haber escuchado a nadie hablar mal de el, al contrario. Y sus vecinos le tenian gran aprecio a ambos, a Orestes y a Hilda, eso si me consta. Fueron una institucion en el pueblo. Estoy segura que muchos en Manguito (y en el exilio)lo recordaran con cariño. Y los vecinos de alla no dejaran de darle vueltas a Hilda.
ReplyDeleteHola Yamila ¿Como estas? Me alegro que te hayas conectado finalmente con Yanira. Estuvo mucho tiempo preguntado por ti. Espero todo te vaya bien. Mis saludos para ti, Milan
ReplyDeleteNota: Preciosa foto Yanira. Me olvide de comentartelo en el post anterior.
Llego unos días tarde pero nunca es tarde para mandar un abrazo por estos momentos.
ReplyDeleteUn abrazo, amiga.
Mil gracias, Milán por tus palabras. Ojalá lo hubieras conocido y habrías pasado una tarde entretenida charlando con él...era muy conversador. En Colón #120 tienes tu casa. No dejes de visitar a abuela cuando regreses al pueblo.
ReplyDeleteNaida por tu apoyo. Un fuerte abrazo, Yanira
Conocía a Hilda y Orestes por vía telefónica desde 1994, pero sólo tuve la oportunidad de presentarme en persona ante ellos durante un corto período de 15 días en Manguito y en La Habana durante el año de 1998. Tanto por teléfono como desde que nos recogieron en el aeropuerto José Martí, comprendí el por qué del gran amor que mi esposa siente por su abuelo. Orestes era un hombre afable y cariñoso. Su presencia bastaba para alegrar a las personas a su alrededor, no obstante las dificultades que pudieran estar pesándoles a todos en ese momento. Por supuesto que era un empedernido dulcero: todas las comidas, por modestas que fueran --recordemos el ambiente en que vivía-- no podían terminar sin un dulce de naranjas, cascos de guayaba o turrón de maní. En mis conversaciones con él, también me impresionó mucho la claridad de su pensamiento y su profundo entendimiento de la situación cubana. Vivió una vida de moral y principios correctos y no dudo que esté en la Gloria, esparciendo alegría y ofreciéndoles a todos una sonrisa, unas palabras afectuosas... un boniatillo.
ReplyDeleteHola! Estaba buscando contacto con Orestes Sanchez quien alguna vez fue y vivio en Bolivia y luego a España. El podria ser tu tio e hijo de tu abuelo quien llama el mismo nombre. Por eso google me dio esta pagina. Por casualidad no es Adelfa Diaz, la hermana de Hilda que vive en la Habana? Si el no es tu tio, mil disculpas. Perdon! preguntas quien soy. Soy Miguel Acha, un buen amigo de Orestes. Perdi contacto con el cuando mi computadora se borro todos los contactos que tuve hace como 4-5 años. Se que vive ahora en Las islas canarias o podria ser otro lugar.
ReplyDeleteMuchas Gracias!
Miguel Acha